Hey cats, ¿cómo va la vida en vuestros callejones? ¿Habéis re-descubierto el gentío y el bullicio? ¿La cerveza de barril y el descafeinado de máquina? ¿O acaso habéis prolongado un poco más vuestro recluimiento, solo por saborear un poco más esa soledad a un paso de la melancolía, esa lectura sosegada y mirar por la ventana y otear, y estar en pijama y escuchar programas de radio apurando un pitillo con total libertada interior?
La vida es extraña. Uno nunca sabe dónde se esconde.
Nuestra parada de hoy es 1942. El 13 de mayo, ante las costas de Florida (Estados Unidos), el submarino alemán U-564 hunde el barco petrolero mexicano Potrero del Llano. Mueren 14 marinos, entre ellos el capitán de la nave. El 20 de mayo, el submarino alemán U-106 hunde el barco petrolero mexicano Faja de Oro. Mueren 9 marinos, entre ellos el capitán de la nave. El 22 de mayo, México declara la guerra a Alemania, Italia y Japón; da inicio así la participación de México en la Guerra Mundial.
Nuestro protagonista de hoy es un soldado. Y el destino querrá que muera misteriosamente en 1944. No hay nada claro sobre este asunto. Algunos dicen que murió apuñalado en un burdel alemán, algunas otras leyendas le figurarían vivo hasta mucho tiempo después. Quien os habla se inclina por la corriente que asevera que murió el 15 de diciembre de 1944, cuando el pequeño avión monomotor Norseman UC 64 en el que sobrevolaba el Canal de la Mancha, para volver a formar una banda postguerra, y retirarse después a su recién adquirida finca en California, fue accidentalmente alcanzado por bombarderos RAF británicos que soltaban bombas para aligerar la carga después de un abortado intento de bombardear Alemania. Quién sabe. Puede que solo fallara el carburador o fuera solo el mal tiempo. Lo que sí sabemos es que ese día no solo desapareció un soldado con grado de Mayor del ejercito americano. Ese día murió uno de los padres del swing, uno de los verdaderos creadores del gran fenómeno de las big bands, con permiso de Benny Godman y en mi opinión, podríamos hablar del rey del swing, con más números uno en su haber que el otro rey, el rey del rock, Elvis Presley. Trombonista genial, arreglista único, genio indiscutible, creador de temas como Chatanooga Choo Choo, Tuxedo Junction, A string of Pearls. Si cuando escuchas Moonlight Serenade no se te pone la carne de gallina o los píes no te bailan solos al escuchar In The Mood querido cat, o tienes un grave problema sexual, o los últimos 50 años de rock and roll exigen un programa urgente de desintoxicación. Por favor, permíteme ese tono vehemente y reivindicativo precisamente este día, este año, porque amigos míos, no se puede no amar a Glenn Miller.
El número que lleva en el título la canción, es el que era y sigue siendo el número del hotel Pennsylvania en Manhatan, conexión neoyorkina esta que quiero aprovechar para mandar un fuerte abrazo transatlántico, potente y eficaz como un submarino nazi , a mi querido amigo Juan López Espantaleon, a quien cuanto más escucho más admiro, y cuanto más admiro más quiero.
He elegido este y no otro tema de los muy deliciosos de Glenn Miller por una personal historia en mi adolescencia, relacionada, como no puede ser de otra manera, con una chica inteligente y apasionada, con unas cuantas noches sin dormir, y con el inefable Javier Gurruchaga, líder de la Orquesta Mondragón, que tantas cosas me descubrió. Entre ellas, esta fabulosa Pennsilvania 6-5000.
Arañazos y ronroneos para todas y todos. Nos vemos, en el reflejo de una trompeta cualquiera
