Que el sector discográfico es a veces una locura lo pueden contar los miembros de la banda Wilco. Una banda de rock alternativo que con los años se ha convertido en una de esas bandas que no pueden faltar en los festivales indies veraniegos.
Pues bien en el año 2000 la banda no atravesaba su mejor momento. Venían de tener poco éxito de ventas con el último álbum y la gente de la discográfica no estaba tampoco muy inspirada que digamos. Graban el que sería su cuarto álbum, llamado Yankee Hotel Foxtrot, y lo presentan a los responsables de Reprise Records. Que así se llamaba su discográfica, propiedad del grupo Warner Music.
La gente de Reprise Records les dice que no les gusta. Así. Y que no piensan sacarlo. Los componentes de Wilco deciden entonces abandonar la compañía. Consiguen, eso sí, recuperar los derechos para poder ofrecerle el mismo álbum a otro sello.
Y lo encuentran. El sello se llama Nonesuch Records. Ellos sí se atreven a sacarlo. El que se convierte en el disco más vendido de la banda hasta hoy. Más de 670.000 copias vendidas. Y uno de esos álbumes que los críticos consideran como uno de los mejores de la primera década del siglo XXI.
Lo alucinante es que tanto el sello que rechazó el álbum, como el que finalmente lo sacó son los dos propiedad del mismo grupo empresarial. Warner Music.
Como dijo un crítico de la revista Rolling Stone, lo que ocurrió con este álbum de Wilco demuestra “cómo de jodido está el negocio musical en este comienzo del siglo XXI”.
Y razón no le falta.