Viajar es uno de los mayores placeres de este mundo. Conocer otros países, otras culturas. Tener el lujo de sumergirte, aunque sea por unas pocas horas, en la forma de entender el mundo de otra sociedad que no es la tuya. Descubrir que hay otras maneras de saludar, de sentarse, o esperar, incluso de andar bajo la lluvia… en definitiva, de vivir.
Estas Navidades voy a tener la oportunidad, por fin, de pasar una Nochebuena y una comida de Navidad en Italia, junto a mi otra familia adoptiva. Sí, por fin. Me muero de ganas por vivir en primera persona cómo es un encuentro entre padres, hijos, nietos, hermanos en aquel país. Por saborear sus (seguro) deliciosos platos navideños. Por ver las calles de la siempre fascinante Nápoles engalanadas para la ocasión.
Hasta que llegue ese momento, que ya queda poco, aquí va un pequeño dulce. Un villancico italiano cantado por esa voz. Sí. Por Luciano Pavarotti. Tu Scendi Dalle Stelle. Vienes de las estrellas.