Y de voz irrepetible a voz irrepetible. De vez en cuando alguien tiene la poco ingeniosa idea de decir algo así como “es la nueva Billie Holiday”. Vamos a ver. No. BILLIE HOLIDAY falleció en el año 1959 con 44 años y NO, no ha habido ni habrá otra igual. No lo intenten.
Ya sabemos que sería un buen argumento de marketing. Que algún ingenuo puede picar el anzuelo publicitario. Pero a estas alturas de siglo, ya deberían darse cuenta de que el truco no funciona.
Sólo a BILLIE HOLIDAY se le permite… ¿Qué digo “se le permite”?… se le adora con esa voz algo cascada de alcohol, drogas, relaciones con hombres violentos. Toda una vida llena de tormentos que se reflejan, se pegan en las cuerdas vocales y salen a la luz cuando canta cada una de sus canciones.
Estamos en el año 1956, sólo 3 años antes de su fallecimiento. A pesar de que su voz se había ido resquebrajando a lo largo de esa década, a LADY DAY, como también se le conocía, no sólo se le aceptaban esas heridas. Había, hay y habrá incluso por los siglos de los siglos quien afirme que esos quiebros son todavía mejores. Que esa voz ronca a ratos es la banda sonora de una vida atormentada. Y que, como tal, son las notas perfectas para una canción de club nocturno.
Decide tú si esos quiebros son para amarlos o para abandonarlos. Nosotros ya hemos puesto nuestra apuesta sobre el tapete. LOVE ME OR LEAVE ME…