Llama la atención que Vagabon, con tan solo veintiséis años, haga una música tan desinhibida. Nació y se crio en Camerún, y su familia se mudó a los Estados Unidos cuando ella era una adolescente. En ese momento, ella no hablaba inglés. Después de un período en Harlem, la familia se instaló en Yonkers. Cuando estaba en la escuela secundaria, sus padres le regalaron una guitarra. Ella pensó que era un instrumento lo suficientemente fácil y silencioso para aprender por sí misma, y lo hizo, viendo tutoriales en DVD.
Después de varios sencillos, su primer LP y varias giras, en 2019 Laetitia escribe y autoproduce el álbum Vagabon, donde sus canciones a menudo te dejan con la sensación de que está dando vueltas a algo que no se puede alcanzar. Su voz se siente como un suave gorgoteo marcando un ritmo acompañado de un sintetizador oscilante. En otras canciones como Full Moon In Gemini, Tamko alarga las palabras y los versos como si fueran mantas que quiere usar para tapar a un amante.
Cuando escuchas su música, te zambulles y empiezas a bucear en su mundo sonoro. Te conviertes testigo de un poema con notas musicales como colchón donde sentirte bien.
Vagabon hace música para marginados. Laetitia Tamko escribe canciones silenciosamente luminosas que ayudan al oyente a sentirse menos solo. Posiblemente por ser inmigrante, su trabajo a menudo habla de cómo encontrar un sentido de pertenencia a una comunidad y lo que significa sentirse realmente en casa. Pero también lidia con lo que se siente estar alienado, estar atrapado en la búsqueda de ese sentido de comunidad. El proyecto Vagabon, ayuda a conectar a las personas que buscan lo mismo. Y entre esas personas estoy yo mismo.