Hablar de esta canción es hablar de mi familia. Si mi memoria no me falla fue el actor Alito Rodgers al que hemos podido ver en pelis como Caza Al Asesino o Átame o el corto Aquel No era Yo de Esteban Crespo, nominado a los Oscar hará unos años y que por entonces era un gran amigo de mi padre, quien le regaló a este último una cinta cassette traída directamente de Nueva York. Era Feel so Good de el fliscornista Chuck Mangione.
En 1980 la publicación Current Biography nombró Feels So Good como la melodía más reconocida desde Michelle de The Beatles. Y recientemente una liga de estaciones de radio que transmiten jazz en los Estados Unidos han reconocido Feels So Good de Mangione como la mejor canción de jazz de todos los tiempos. Puede que esto sea excesivo, o puede que no.
Yo recuerdo a mi padre conduciendo nuestro coche hacia el sur, cuando los viajes eran todavía interminables, escuchando sin parar esta cinta. es por ello que tengo un vínculo especial con esta canción. Me recuerda a mi padre, a mi niñez, y sobre todo a un viaje por una época que ya no está y que, sin embargo, nunca se irá del todo, porque en realidad forma parte de nosotros mismos.
He comprendido hace poco que esta canción es uno de los motivos por los que empecé a tocar la trompeta y aún me alucina cuando Iván del Castillo, mi profe y Emilio Luján, mi inseparable compañero de aventuras, la tocamos y la escuchamos en nuestras clases. Queridos cats, arañazos y ronroneos a todas y todos. Nos vemos, en el destello de una trompeta cualquiera.