Esta semana os abro las puertas con un poema de Emily Dickinson, I Felt a Funeral In My Brain. Un poema que dice así…
I felt a Funeral, in my Brain,
And Mourners to and fro
Kept treading – treading – till it seemed
That Sense was breaking throughAnd when they all were seated,
A Service, like a Drum –
Kept beating – beating – till I thought
My mind was going numb –And then I heard them lift a Box
And creak across my Soul
With those same Boots of Lead, again,
Then Space – began to toll,As all the Heavens were a Bell,
And Being, but an Ear,
And I, and Silence, some strange Race,
Wrecked, solitary, here –And then a Plank in Reason, broke,
And I dropped down, and down –
And hit a World, at every plunge,
And Finished knowing – then –
Bueno y ahora la traducción al español…
Sentí un funeral en mi cerebro,
los plañideros iban y venían
arrastrándose -arrastrándose -hasta que pareció
que el sentido se quebraba totalmente –y cuando todos estuvieron sentados,
una liturgia, como un tambor –
comenzó a batir -a batir -hasta que pensé
que mi mente se volvía muda –y luego los oí levantar el cajón
y crujió a través de mi alma
con los mismos zapatos de plomo, de nuevo,
el espacio -comenzó a repicar,
como si todos los cielos fueran campanas
y existir, sólo una oreja,
y yo, y el silencio, alguna extraña raza
naufragada, solitaria, aquí –y luego un vacío en la razón, se quebró,
caí, y caí –
y di con un mundo, en cada zambullida,
y terminé sabiendo -entonces –
Este es el poema que se me ocurre para recordar ese triste día en que la música se quedó muda. Ese 3 de febrero de 1959 en el que Buddy Holly, Ritchie Valens y The Big Bopper perdieron la vida.
Con este poema, Andrew Bird y Phoebe Bridgers compusieron este sencillo que acabamos de escuchar. Fue publicado a finales del pasado mes de octubre de este 2022.
Como todos los poemas de Dickinson, los versos están repletos de imágenes impactantes e ideas maravillosas. Este es un poema aterrador, ya que la narradora describe la idea de cómo se siente estar consciente después de morir.
La vívida descripción del sentido del oído permite a los lectores ponerse en su piel, allí, en lugar de ella, experimentando así sus propias muertes con plena conciencia. Algunos críticos literarios han sugerido que este poema no es una descripción de la propia muerte física de la narradora, sino más bien una descripción de la muerte de una parte de ella que no pudo retener.
El poema emplea el uso característico de la metáfora de Dickinson y una forma bastante experimental para explorar temas como la locura, desesperación y la naturaleza irracional del universo. Dickinson describe una desconcertante serie de eventos basados en un «funeral» que se desarrolla dentro de ella. Comenzando en lo profundo de la mente, el poema se expande gradualmente para investigar misterios cósmicos cuyas respuestas solo vienen en forma de silencio. El silencio.