Hace unos años, en el programa de televisión de Buenafuente, cuando todavía lo ponían en Antena 3, una noche anuncian la actuación en directo de un grupo de rap español.
Lo que aparece a continuación en pantalla me deja boquiabierto y admirado. Una pareja formada por un chaval con problemas de movilidad aparentes y un compañero de rimas de etnia gitana con mucho ritmo. La imagen ya de por sí era muy diferente a lo visto hasta entonces.
Por si fuera poco, empiezan a soltar sus rimas y a cantar sobre un tema que nada tenía que ver con lo que era y es, todavía a día de hoy, mucha de la lírica rap.
Nada de “soy el tipo más duro del barrio”, ni “nena, caerás rendida a mis pies”. Tampoco había vacile de “mira cuántos billetes tengo en la mano”.
Al contrario. Esta gente hablaba de un zapato ortopédico. Así, como suena. De los problemas que tenía el cantante principal por su barrio de Pan Bendito en Madrid. Y del calor que pasaba con ese zapato cuando llegaba el verano. Alucinante.
Para rematar, estaba ante uno de los mejores raperos (en mi opinión) que ha dado este país. Capaz de hilvanar frases y rimas con una fluidez magistral.
Acababa de entrar en mi vida El Langui y su grupo LA EXCEPCION.
Un rapero capaz de rendir homenaje a Hugo, su amigo desde parvulitos, por haberle ayudado a pasear por las calles del barrio. A subirse al autobús municipal, cuando no tenían rampas para personas con problemas de movilidad. Y a llegar a clase cada día. Y eso que afortunadamente su colegio no tenía escaleras. ¿No me crees lo que te cuento? Pues escucha esto…