Tash Sultana es una artista que no puedes etiquetar. Con un fuerte énfasis en los instrumentos psicodélicos, es más que una cantante y compositora. Ella no es indie pop, pero tampoco rock alternativo. Ella no es reggae, pero bien podría considerarse una combinación de todo esto: nada menos que una estrella de rock inspirada en una banda improvisada.
Esta artista comenzó tocando en las calles de Melbourne y apuesta por la fórmula “hágalo todo usted misma”. En su EP de debut en 2016, ella es la única artista acreditada en el álbum. No solo eso, si no que también es la responsable de escribir y producir su trabajo. En pocas palabras, lo hace absolutamente todo…de principio a fin.
La influencia de la calle prevalece en su música. Sonidos de cándida improvisación y combinaciones instrumentales inverosímiles. Esta banda de una sola mujer ha ganado la atención en actuaciones públicas y vistas de YouTube, aumentando poco a poco unos sólidos cimientos de fans lo suficientemente amplios como para agotar las entradas de espectáculos en Australia y, ahora, salas de conciertos en todo Estados Unidos.
Vamos a escuchar el sencillo Jungle el cual fue publicado en 2016. La pista arranca con una introducción instrumental de dos minutos. Este comienzo nos cubre con un montón de capas de guitarra eléctrica. Ya solo la introducción te encapsula y te sumerge inmediatamente en el mundo creado por Sultana. Un universo de cierta oscuridad, ambigüedad y empoderamiento musical.
En Jungle, Sultana despliega una fluidez lírica con frases como: “Pero me arrojas a lo más profundo, esperas que yo sepa nadar, y pongo mi fe en mis manos porque estaré bien”.
Vale, las letras de sus canciones están guay pero es su entrega vocal, su aporte íntimo y cercano lo que hace que el trabajo de Sultana sea tan íntimo, como si la estuvieras viendo en alguna calle de Melbourne o en tu propia sala de estar.
Esta cercanía es una conexión que se echa en falta en gran parte de la música moderna debido a la presión de vender discos, subir en las listas y encajar en un género. Tash Sultana, sin embargo, no está contaminada por nada, incluso parece crear su propio género para adaptarse a sus propios deseos musicales.