¿Qué pasa cuando desnudas una canción? Cuando eliminas todos los adornos. Los arreglos de producción. Los efectos y muchos de los instrumentos.
¿Qué pasa cuando te quedas con la voz y, como mucho, un instrumento?
En realidad es así como nacen prácticamente todas las canciones que conocemos. Un compositor sentado o sentada frente a un papel. En sus brazos una guitarra. A veces sentados junto a un piano. Pero poco más.
Y juegan con la melodía. Prueban acordes con la guitarra. Escuchan cómo suena una tecla del piano y sino les convence pasan a la siguiente. Y su voz. Solos antes su voz. La melodía que da vueltas en su cabeza sale de sus dedos, de su garganta.
Si desnudáramos todas las canciones, seguro que una gran mayoría nos parecerían vacías, absurdas. Son nada sin sus adornos. Y algunas incluso nos parecen una maravilla. Pero es porque nos hemos dejado embelesar por sus ropajes.
Pocos se atreven a hacer la prueba. Y menos todavía a grabarla. La cantante y compositora australiana SIA lo hizo. Cogió su tema CHANDELIER (por cierto la versión original sonó hace unas semanas en JUKEBOX), le quitó los arreglos, fuera su cuidada producción… olvida incluso su espectacular videoclip… y escucha esta versión desnuda de CHANDELIER.
SIA, su voz y las teclas de su piano… Nada más.