Uno de los trabajos más duros que hay en todo el planeta -e inhumano- existía en Estados Unidos y era lo que se conocía como cadena de presidiarios. Un grupo de presos que encadenados eran obligados a trabajar fuera de las cárceles. Por ejemplo, construyendo carreteras o vías de ferrocarril. Y cuya mayoría solían ser prisioneros negros, para humillarlos de cara al resto de la sociedad.
He dicho que “existía”, pero en aquel país parece que hay costumbres arcaicas y humillantes que siempre encuentran cabida en algunos estados. Lo digo porque a día de hoy sigue habiendo algunas cárceles en aquel país que han recuperado esta práctica tan humillante.
Pues bien, en el año 1960, Sam Cooke, después de ver desde su coche en una gira por el país algunos de estos prisioneros negros encadenados, decidió componer una canción que hablara de ellos. La tituló Chain Gang. Que es como se conoce en inglés a esta práctica.
Y lo más alucinante de la composición es ese ritmo que marca la canción. No es un ritmo cualquiera. Sam Cooke quiso poner aquí el sonido de los picos golpeando el metal. Imitar el ambiente que escuchaba desde su coche al pasar. Y vaya si lo consigue… Esto lo adereza con gritos cortos que también imitan los gritos de esfuerzo de los presidiarios. Y de hecho lo remarca en la letra al decir “that’s the sound of the men working on the chain gang”. Ese es el sonido de los hombres trabajando en la cadena de presos.
Viaja al pasado a una práctica que debería desaparecer para siempre con este Chain Gang que puedes escuchar en el reproductor de abajo.