Hemos escuchado varios ejemplos de artistas, de bandas que han pegado unos buenos vuelcos estilísticos en sus carreras musicales. Y vamos a poner un último ejemplo que también es bastante representativo.
Nelly Furtado es una cantante canadiense, hija de padres portugueses emigrados a Canadá desde las Azores. Es una artista que precisamente en sus inicios musicales aportaba ese toque, esa mezcla entre la música anglosajona y algunas letras, algunas reminiscencias de una música más plural.
Para mí, esta era la riqueza que tenía Nelly Furtado en sus primeros álbumes. Pero luego, la presión de las ventas, los cambios en los gustos del público… vete a saber qué pasó… pero giró más hacia un estilo mucho más comercial, dance y menos original.
Es cuestión de gustos. Pero a mí tengo que decir que mientras que la Nelly Furtado de sus orígenes me encantaba, el estilo musical posterior ya me alejó bastante de su onda. Por eso voy a recuperar una de esas canciones que solía escuchar y disfrutar de ella. Uno de esos temas que cuando te enganchan puedes llegar a ponértelo en bucle. Una y otra vez. Seguidos. Sin pausa. Y que en cuanto empiezan a sonar, te enajenan. Espero que algún día un juez acepte eso como atenuante. “Enajenación musical” podíamos llamarlo.
Yo es empezar a oír esta canción y me elevo. Mi cabeza ya no presta atención a otra cosa. All Good Things (Come To An End). Todas las cosas buenas tienen un final. Una verdad como un templo. Que queda muy bien reflejada en esta maravilla musical de Nelly Furtado.
