No, no va a ser este el programa de escuchar ese sonido antiguo grabado en los 20 con el crepitar de la aguja y el inconfundible eco del fonógrafo. Habrá tiempo de volver a eso. Hoy para este segundo tema de la sesión, también he elegido una versión moderna.
El tema en cuestión es Avalon, escrito en 1920 por Al Jolson, efectivamente, el mismo intérprete al que hemos hecho mención, cómico y cantante, que hiciera la primera versión de Margie, el tema que hemos escuchado anteriormente. Esta vez en el papel de compositor, acompañado de Buddy DeSylva y Vincent Rose. El tema hace referencia a Avalon, la ciudad principal de la Isla Santa Catalina en la costa de California.
Se trata de un estándar del jazz que ha sido visitado entre otros por Cab Calloway, Joe Venuty, Scott Wood y sus Six Swingers, Anita O’Day, Harry Connick Junior o más recientemente por el cantante de folk aleman Max Raabe o el guitarrista danés y soberbio jazzman Jacob Fisher.
La versión que hemos elegido es muy especial. Es una que nos va a permitir abrir las ventanas de nuestra alma al jazz más cat y volver a escuchar algo de bebop del que escuchábamos en los cuarenta y cincuenta, cuando éramos jóvenes y vivíamos en el futuro.
Era además un enorme débito de la sección, pues hemos hablado de él en diversas ocasiones y de hecho ha llegado a sonar, si mal no recuerdo, acompañando a alguno de nuestros protagonistas, pero nunca antes habíamos puesto el foco en Trane, John Coltrane.
Este saxofonista, tenor y soprano, nacido en la década de los 20, exactamente en 1926 en Richmond, Carolina Del Norte, no hubiera llegado a ser más que un buen saxo tenor que pasó por las bandas de Miles Davis y de Thelonius Monk, que ya es bastante, si no hubiera sido por su visionaria y mística fe en la improvisación, la propia esencia del jazz.
Era el verano de 1965 cuando John Coltrane ofrecía un concierto a dueto con el saxofonista Archie Shepp en el festival de jazz Down Beat en Chicago. El público se dividió en dos: los que estaban fascinados por escuchar a los músicos alcanzar niveles impresionantes de improvisación musical y aquellos que los abucheaban y se marchaban por no escuchar el jazz modal que esperaban.
Estefania Camacho en Gatopardo
John Coltrane fue el primer músico de jazz que se adueñó de mi alma. El primero en conquistarme y arrastrarme a un viaje que no he vuelto a abandonar. Sucedió allá por el 98, merced a mi editor de comics en aquellos momentos y uno de mis gurús espirituales de todos los tiempos, Mister Joan Trujillo. Nunca antes había escuchado algo como Coltrane. Era otro universo. Love Supreme, Interstellar Space. Yo venía de empezar a probar las mieles del rock sinfónico, de la psicodelia y Coltrane me catapultó de golpe y porrazo a un nivel de consciencia musical que abrió mi mente de forma tan religiosa como la intención que el propio Coltrane tenia de acercarse a Dios con su música. Tanto es así, que aún hoy pienso que alguna vez intentaré firmemente escribir, filmar o animar algo que sea tan libre, tan lejano y tan audaz como el jazz de Coltrane. Pero, claro, uno de los secretos de ese vuelo transdimensional de Coltrane es su dominio absoluto, su exhaustiva investigación de la forma, el ritmo, la armonía y la interpretación.
Vale, bajamos del trance. Vamos a escuchar, queridos cats, Avalon, tema compuesto en 1920, reinterpretado por el genio de los genios Trane, acompañado de Hank Mobley al saxo, Paul Chambers al contrabajo, Elmo Hope al piano y Philly Joe Jones a la batería. Os dejo con hard bob de octanaje supremo, jamás escuchado antes en nuestras cartas. Arañazos y ronroneos para todas y todos, nos vemos en el reflejo de una trompeta cualquiera.