Y ahora, cuando debería pincharos un tema más movido y bailongo, algo frenético y rítmico a tope, pues me desmarco con otro tema algo más suave de lo indicado. Fats Waller fue uno de los grandes pianistas de swing, y especialmente, contribuyó al desarrollo del estilo Harlem Stride, un tipo de ragtime caracterizado por hacer grandes saltos y alternar notas potentes en los tiempos débiles y acordes en los tiempos fuertes. Hemos escuchado en esta sección a Art Tatum o al propio Duke, que también fueron figuras que potenciaron este estilo. En el tema que vamos a escuchar le acompaña Sydney Bechet, el niño prodigio del clarinete nacido en Nueva Orleans que tocara con Louis Amstrong y que acompañará en sus viajes por Europa precisamente a Josephine Baker. El tema, compuesto por Fats, el poeta Andy Razaf y el letrista Harry Brooks en 1929 es netamente sonido de Brass de Nueva Orleans, o sea metales sureños a tope, que sin embargo en esta interpretación juega un poco a un cierto aliento de club neoyorkino, y unos solos que casi anticipan algo que oiremos mucho más adelante en el tiempo muy al final de los 30.
Hablaba precisamente hace unos días con mi profesor Iván de esa capacidad del sonido de jazz negro de echar hacia atrás en la melodía, retenerla, hacerla llegar un poco más tarde, dándole a la interpretación un freno, una calma y un poso que es brutal. No sé si es esto o no lo que yo aprecio en este tema, pero desde luego su arranque y su llegada me dejan patidifuso. Además, de un súper cambio de vuelo a mitad de tema.
No es casualidad queridos big cats, que los dos temas de hoy tengan la palabra Blue en su título. Un animal imaginario que espera ser encontrado en el fondo de un teatro abandonado, pero también un sentimiento y un color que tiñe en estos tiempos el cielo de mis días. Con todos vosotros, Fat Waller y compañía tocando Black and Blue. Vámonos cats, vamos a viajar en el tiempo y en el viento. Vamos a subirnos a una tortuga voladora o a un dragón mágico y a dejar atrás los límites de la realidad. Vamos a ser música, a ser no ya libres, sino libertad pura. Quedamos, en el reflejo de una trompeta cualquiera, arañazos y ronroneos para todas y todos…