Es la mejor golfa, pícara, cargada de energía que ha habido sobre el escenario.
Todo un clásico de Jimmy Reed que aquí versiona Etta James al final de su carrera.
Tienes que rodar conmigo Henry. Y claro, estamos hablando de rodar y rodar en la pista de baile…… ¿verdad?
El resultado es un blues eléctrico que hará que muevas las caderas y que desees estar ahí.
Esta canción tiene una doble lectura. Lo malo es que una de las dos no le gustaba nada a Etta James.
Una canción llena de dolor, lamento y poderosa voz. Una fórmula que ella sabía manejar como nadie.