¿Otra vez los Beatles? Pero a ver, ¿no te he dicho que este es un programa muy egoísta? Pues eso. Yo, yo, mis gustos y luego los míos.
No. No te asustes. Pero es que no he podido evitar arrancar con una de las canciones que me parece que mejor expresa lo que es el egoísmo.
I, Me, Mine. Yo, mí, mío. Así era el título de esta cortita canción de los Beatles.
Durante todo el día sólo se escucha Yo, Mí, Mío…
Durante toda la noche Yo, Mí, Mío
Durante toda la vida Yo, Mí, Mío
Es lo único que oigo. Hasta en las lágrimas suena ese Yo, Mí, Mío
Con toda la coña del mundo. Con ese humor británico que puede ser a veces corrosivo (hmmm…. cómo me gusta) los Beatles sacaban punta a su mala baba para desahogarse a gusto de esas personas egoístas que sólo saben mirar su ombligo.
Seguro que tú también te has topado en más de una ocasión con alguien así. Quedas con esa persona. Empiezas a hablar de qué tal va la vida. Y cuando llevas un rato o cuando ya te has despedido…haces recuento y piensas “pero si solamente hemos hablado de su vida, sus problemas, sus lamentos… sus…. sus”. Demonios. ¿Y mi vida, mis problemas, mis preocupaciones? Ni siquiera me ha dedicado un minuto. Ni me ha preguntado.
No sigas dándole vueltas. Estás ante un clarísimo ejemplo de pedazo de egoísta.
Huye. No mires atrás. Déjale con su yo, yo, yo… Que aprenda a darse cuenta de que no está solo o sola en este mundo. Y quédate con quien se preocupe de verdad por ti.