Hoy me gustaría dar un paseo por el centro de Estados Unidos, donde el paisaje se rebosa en tus ojos de tanta belleza. Pero qué tal si hablamos un poco de la gente corriente que vive en esas tierras. En algunos casos, se da un contraste inmenso entre la belleza de la naturaleza en el campo y las montañas y la decadencia y sucia pobreza que se esconde en las casas de algunas ciudades del interior de este país.
Los propietarios de grandes corporaciones se benefician de la mano de obra barata, o quizá debería decir… mano de obra mal pagada. Hablamos de personas como tú y como yo que tienen dos o tres trabajos, que sacrifican su tiempo por unos pocos dólares. Gente que no tiene otra salida que endeudarse con los bancos y que no se pueden permitir ni una atención médica ni una educación digna.
En marzo de 2020, S.G. Goodman debuta con el single The Way I Talk, el cual surge de la experiencia de primera mano de su autora, nativa del estado de Kentucky. La canción se inspira en la difícil situación agrícola que se vive hoy día en Kentucky, donde las grandes empresas y las leyes que arropan a los grandes empresarios ejercen una gran presión y control sobre estas comunidades rurales.
Son unas tierras donde los problemas que crecen en ellas parecen muy muy lejanos en las grandes ciudades. Pero resulta irónico que las tierras y pueblos que alimentan las grandes ciudades, les resulte al mismo tiempo difícil poner comida en sus mesas para alimentar a sus familias.
Esta canción nos alerta de que hace falta un cambio. Pero luego está el miedo, el mismo miedo de ir a la huelga de los empleados que hacen cola bajo la lluvia, el calor y el frío para trabajar en una fábrica. El mismo miedo de una trabajadora de restaurante de comida basura, que teme tomarse unos días para cuidar de su hijo enfermo. Se espera que todos y todas seamos agradecidos, que cerremos la boca y agachemos la cabeza a cambio de unas pocas monedas.
Bueno… Goodman no cierra la boca e invoca al cambio, a una pequeña pero necesaria revolución, con esta canción.