Si alguien me preguntara ¿cuál es tu canción favorita de todos los tiempos? La verdad es que con tanta música que me gusta, sería difícil de contestar esta pregunta. Hace muchos años que la duda me surgió. ¿Y si tuviera que elegir una única canción, una sola, como mi favorita, la que más me gusta? ¿Qué criterio utilizaría?
Y después de darle muchas vueltas al asunto, pensé. La canción favorita tendría que ser una que no te canses nunca de escuchar. O al menos eso pienso yo. Una canción que suene cuando suene, de manera premeditada o imprevista, te guste casi lo mismo o más que aquel día lejano que decidiste que pasaba a estar entre tus temas favoritos. Pero nunca menos.
Una canción que, da igual las veces que la hayas escuchado, te siga emocionando. Que te transporte. Que te haga soñar.
Pues bien, con ese razonamiento hace mucho que decidí que mi canción favorita sólo podía ser una. Vaya manera de despedir el programa ¿eh? Me desnudo ante vosotros y cierro hoy con mi canción favorita de entre todas las canciones del mundo.
Fue OTIS REDDING quien dejó grabada esta melodía con sus silbidos incluidos llamada SITTIN’ ON THE DOCK OF THE BAY. Un tema que me hace soñar con que algún día, yo también, viajaré a la ciudad de San Francisco, me sentaré en las tablas de madera de su puerto, me pondré unos auriculares y mirando a la bahía escucharé emocionado esta gran canción.