Llegó el día que uno no desea nunca que ocurra para sus artistas más admirados. El pasado miércoles, cuando tenía ya el nuevo programa de PLAYJUKEBOX bastante avanzado, un WhatsApp de mi hermana me comunicaba la triste noticia.
A sus 83 años y en su casa retiro de Suiza, ha fallecido Tina Turner. Inmediatamente me invadió la tristeza. Era como cuando se marcha un ser querido. Alguien que ha estado a tu lado toda la vida. Porque eso era Tina Turner para mí.
No puedo evitar acordarme de ese póster de ella que colgaba en mi habitación de adolescente. Ya ves tú. En vez de el póster de una cantante joven, de un futbolista o de un personaje de película… no, yo tenía uno de una mujer que tenía 33 años más que yo. Que podía ser perfectamente mi madre. Y que adoraba.
Tina, mi Tina, de quien siempre me quedó la espina de no haber podido ver en directo… cuando vino a Madrid a actuar en el rockódromo de la Casa de Campo imploré y supliqué a mi madre (la auténtica) para que me dejara ir. Pero no hubo manera. Era demasiado pequeño para ir solo a un concierto. Ahora lo entiendo. Entonces no. Y me dio mucha rabia.
¿Qué tenía Tina Turner que fuera tan especial? Pues lo acabas de escuchar en ese The Night Time is the Right Time. La versión de Tina del tema de Ray Charles. Si no te han temblado las carnes con sus chorros de voz es que nunca podrás entender la energía de la tigresa.
Foto de Tina Turner de Wolfiewolf