Hay cantantes que huyen de los focos, que deciden voluntariamente quedarse en sus casas y no volver a aparecer en fotos, vídeos o Internet. Hay otros que directamente no quieren ni dar la cara desde sus inicios. Se me ocurren por ejemplo un par de casos como son Daft Punk o Gorillaz. Los primeros se ocultaban debajo de unos cascos futuristas. Y los otros aparecían en forma de dibujos animados.
Y luego tienes el caso curioso de Sia. La cantante de origen australiano tenía cara conocida. De hecho, intentaba hacerse famosa en Inglaterra pero no lo conseguía. Y entonces cruzó el charco y se fue a Nueva York.
Como no lograba triunfar por méritos propios, se puso a componer para otra gente. Y es cuando creó canciones como Titanium para David Guetta, Diamonds para Rihanna, Pretty Hurts para Beyoncé y hasta 4 canciones de uno de los álbumes de Christina Aguilera. Y así es como otros triunfan con el trabajo de Sia.
Hasta que llega el año 2014 y una canción titulada Chandelier cambia las cosas. Acompañada de un videoclip mítico, el tema triunfa en medio planeta y Sia pasa de la noche a la mañana de ser una desconocida a ser la estrella del momento.
Pero entonces es cuando Sia, que había estado años intentando triunfar y hacerse un nombre en el mundillo, decide que no quiere algunos aspectos que van unidos a la fama. Que quiere seguir paseando por las calles sin que la gente le mire, señale y esté pendiente de sus movimientos. ¿Y qué hace? Pues se pone una enorme peluca de color rubio platino tapando su rostro.
Y desde 2014 es lo que ha hecho y sigue haciendo. Aunque salga hasta en algún que otro concurso de la tele, en entregas de premios, en conciertos, en entrevistas… sigue apareciendo, pero tapando su rostro. Sia en este 2024, por ejemplo, ha publicado nuevo álbum. Ha seguido haciendo colaboraciones con gente como Kylie Minogue, Chaka Khan, hasta con Paris Hilton). Y podemos escuchar su talento (escondido tras una peluca) pero a pleno pulmón en canciones como este Gimme Love