Agárrate porque lo que viene ahora es pura dinamita. Un temazo en directo que dura la friolera de 13 minutos. Exactamente 13 minutos y 11 segundos.
Te pido que lo escuches porque lo que contienen estos 13 minutos largos es toda una demostración del talento inabarcable de Prince Roger Nelson, conocido simplemente como Prince.
El genio de Minneapolis tenía muchas virtudes cuando entraba en un estudio de grabación. Y cuando digo muchas, es que, por ejemplo, era capaz de tocar (y tocar bien) hasta 30 instrumentos diferentes. Cuando digo que tenía muchas virtudes es que componía, grababa, producía y cuidaba hasta el último detalle de todas sus grabaciones.
Pero en directo era cuando Prince se crecía. Cuando llevaba la perfección hasta el límite. Acompañado de una banda de músicos increíbles, Prince ejercía las funciones de director de orquesta. Y con una simple palabra, un gesto el resto de los músicos sabían a la perfección lo que quería en cada momento. Porque Prince en directo también, además, era pura improvisación. Si estaba disfrutando de una canción o le apetecía tirar de repente por otros derroteros, no tenía pánico a dejarse llevar. Y sus músicos sabían en ese momento que tenían que acompañarle en ese viaje en que se había embarcado.
Estos 13 minutos largos que vienen a continuación son de una única canción titulada Forever in My Life que se convierte en el pretexto para una demostración genial de ese talento de Prince en directo.
Te invito a escuchar con las orejas bien abiertas. A disfrutar de todos los matices. A notar cómo Prince va pidiendo a todo el mundo (público incluido que se convierte en otro miembro más de la banda) lo que le apetece en cada momento. Para mí, estas sesiones jam de Prince son música en mayúsculas. Lo mejor que puede ofrecer cuando alcanzas la perfección y la rozas con los dedos.