Buscar
Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors
Buscar
Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors

Lamar Azul, Extra|ordinary – lumières.

Escuchar
ciegos

Por favor, activa JavaScript en tu navegador para completar este formulario.

Hay luces que nunca deberían apagarse en cada ciudad. Sea en Navidades o en cualquier noche del año. Luces como las que encendió María José, una enfermera que el otro día a través de su cuenta de Twitter (@MariaJo71797533) narraba la siguiente historia…

Os voy a contar una historia. Abro hilo.

Ayer estuve de guardia. Un aviso nos comunicaba que había un chico tirado en la acera, inconsciente. Ambulancia y nos dirigimos a la dirección que nos indicaron. Había dos policías y un chico sentado en la acera. Ya se había recuperado un poco. La policía nos informó que no presentaba signos de haber bebido ni haber consumido nada. 

Nos acercamos y allí estaba él: un chico menudo, encogido sobre sí mismo, llorando y sin saber qué le había pasado. Se llamaba Mohamed (nombre ficticio) y sí, era un Menor Extranjero No Acompañado. Lo subimos a la ambulancia y lo llevamos al centro. Estaba muy asustado y no quería hablar con nosotras. Sabíamos que algo le pasaba y no nos lo quería contar. Salió a la puerta mientras la médica le redactaba el informe y salí tras él. 

Le di un cigarro y empezó a hablar. Tenía 19 años y había llegado en patera con 11. Estuvo en un centro de menores hasta los 18. Llevaba un año fuera. Hablaba correctamente el castellano. Su tristeza y su llanto eran interminables cuando me contó que llevaba 8 años sin ver a sus padres.

Que su vida no tenía ningún sentido. Que no podía más. Se me saltaron las lágrimas. Le pregunté con quién vivía y me dijo que en una habitación, que estaba trabajando y que su jefe le había dicho que lo iba a despedir. No paraba de llorar y yo con él. Le pregunté si lo podía abrazar porque el cuerpo no me pedía otra cosa. Se me abrazó desesperado y sentí su miedo, su angustia, su desesperanza. Son personas de carne y hueso que sienten como cualquiera de nosotros. Si nos autodenominamos humanos, comportémonos como tales. 

Finalmente le cogí la cara y le dije que tenía un sueño por el que vivir: trabajar duro y de manera digna para volver a ver a sus padres. Le dije que en este país tenía que ir con la cabeza bien alta porque era un valiente y que yo lo admiraba. 

Llegaron sus amigos y se marchó, no sin antes darme mil veces las gracias. 

No son ningunos delincuentes ni violadores, ni ladrones, ni maleantes. Son personas como tú y como yo que intentan tener las mismas oportunidades que tenemos nosotros/as. 

Tenía que contarlo. Gracias por llegar hasta aquí.

Esta canción la puedes escuchar en el programa que aparece en el reproductor de abajo
Seleccionado por
David Readman

Juntaletras o periodista de vocación y fundador de tuexperto.com. Amante de las nuevas tecnologías y melómano empedernido. Es un poco el culpable de crear esto.

Comenta

Más canciones de este programa

Canción 9