Para mí, me atrevo a decir, sin lugar a dudas, que es uno de los principios de canciones que más me ha impactado desde la primera vez que lo escuché. Y fue allá por el año 1984. Cuando yo tenía 11 años. O sea que fíjate si ha llovido desde entonces.
La canción arranca con un chorrazo de voz femenina, súper negra, increíble. Una voz que te paraliza en cuanto la escuchas. De esas que dices “madre mía, ¿pero quién es esta mujer?”
Lo primero que oyes es un “aaay”… alargado. 4 segundos. ¿Un ay de dolor? Pues no. Porque acto seguido descubres que no es un quejido, aunque lo parece. Que es “I”. Yo en inglés. Con lo que arranca esta canción. Pero ya han sido 4 segundos sólo para ese grito sobrecogedor.
Que te deja así, sin respiración. Y aguanta el aire. Porque este efecto se prolonga. Durante 51 segundos exactamente. 51 segundos de intro, una de las más largas, potentes y efectivas que he oído nunca. Hasta ese segundo 51 no empieza a sonar el ritmo de la batería que marca lo que viene a continuación.
Un bombazo disco, de esos llamados para romper pistas de baile allá por el año 84. Y que sí, vaya que lo consiguió. Y no es de extrañar con ese principio de canción. Porque su cantante, Jocelyn Brown, ya te había conquistado completamente en esos 51 segundos de chorrazo de voz imponente. Después, lo que querías era solamente bailar. Tu cuerpo pedía bailar porque el embrujo había hecho su efecto.
La canción se llama Somebody Else’s Guy
La historia que cuenta… da igual. El estribillo… da igual. Lo que impactaba, impacta y seguirá impactando 100 años después es su principio, su arranque. Ese que estoy dispuesto a ponerte ya mismo, a soltar el play para que disfrutes de él. Agárrate porque aquí llega Jocelyn Brown… su desgarradora voz y este Somebody Else’s Guy.
Puedes escuchar esta canción y el resto del programa a través de la aplicación iVoox
