Hoy vamos al cine. Haremos un viaje musical por las películas de Quentin Tarantino. Un director de cine que ha destacado por romper barreras. Sus películas son un guiño, un homenaje a géneros como la novela negra, el pulp, las artes marciales o el western. Pero son también un guiño a estilos musicales acordes con esos otros géneros.
Tarantino ha sabido casar a la perfección sus bandas sonoras con sus películas. Y al elegir canciones con las que rematar sus escenas, algunas ya míticas, no ha tirado de temas precisamente conocidos por el gran público. Tarantino es amante de rarezas. De auténticas joyitas musicales que permanecían olvidadas en el baúl de los recuerdos.
Hemos arrancado con todo un ejemplo del gusto musical de este director de cine. Para su primera película, Reservoir Dogs, tira de un temazo del año 1969 que grabaron en su día una pareja holandesa formada por dos músicos desconocidos, Jan Visser y George Baker. Una grabación que tuvieron que pagar ellos mismos. Y que, fíjate si fue casero todo el proceso, que luego alguien se equivocó al poner el título de la canción. Se llamaba Little Greenback, así todo junto, que era como en el lenguaje de la calle se referían al billete verde del dólar. Pero alguien escribió en la portada del disco Little Green Bag, separado y con la palabra bolsa en vez de back. Y así se quedó para la posteridad.
Se asomó tímidamente a las listas de éxitos y permaneció olvidada hasta que… pegamos un salto mortal con triple pirueta y llegamos al estreno en las salas de cine de Reservoir Dogs en el año 1992.
A partir de entonces la canción Little Green Bag se queda asociada ya a una banda de gangsters caminando por la calle, todos vestidos de negro, con un andar como a cámara lenta, chulesco, de tipos duros. Una canción que cae como un guante de seda para la escena de esta película.
Foto de Quentin Tarantino de pinguino k (original), Gryllida (recorte), licencia CC BY 2.0, obtenida por Wikimedia Commons