Dicen que las conejas son muy fértiles y fecundas. Y es que tras un embarazo que dura un mes pueden llegar a dar a luz hasta 14 crías en una sola camada. 14. Nada más y nada menos.
Otra curiosidad, cuando nacen, los conejos nacen con los ojos cerrados. Eso sí, mucho ojo (nunca mejor dicho) porque cuando los abren… ay, amigo… entonces tienen de por vida una visión que es casi de 360 grados. Como lo oyes. Pueden ver en Dolby Surround. Gracias a que tienen los dos ojos tan separados alcanzan esos casi 360 grados de visión periférica. Aunque tienen un único punto ciego en la parte frontal, justo en el único lugar donde no les alcanza la visión. Así que, si quieres acercarte a un conejo sin ser visto que sepas que lo tienes muy difícil o que lo puedes intentar colocándote justo enfrente del animal. Pero, suerte si lo consigues.
Bueno, entre curiosidad y curiosidad sobre estos animales, seguimos también con canciones conejiles.
Antes hemos escuchado a Bunny Paul y su Love Birds, una de esas canciones de los años 50 que tan bien le sientan a nuestra PLAYJUKEBOX. Ahora vamos con otro tipo de canción que también agradece mucho nuestra gramola que le pongamos de vez en cuando. Porque una pequeña dosis de jazz fino, puro, de cátedra… lubrica las bisagras y las cadenas que hacen funcionar la máquina. Yo lo noto. Es ponerle, por ejemplo, un dúo de saxofonistas y automáticamente la gramola se hincha un poquito y suena mejor. ¿Qué digo mejor? Suena mucho mejor.
Los saxofonistas Gerry Mulligan y Johnny Hodges se juntaron en 1959 para grabar un álbum en el sello discográfico Verve donde dejaron para la posteridad pequeñas joyitas instrumentales…. como este Bunny… este conejo… que te invito a escuchar… y a disfrutar.
