En el año 2005 en la gala que cada año se organiza en el Kennedy Center en Nueva York, tocaba homenajear a Tina Turner. La gala tiene un formato curioso en el que para cada artista o banda homenajeada se elige a algún músico afín o que esté a la altura del protagonista de esa noche para que cante algunos de sus grandes éxitos. Casi siempre son invitados sorpresa que provocan más de una lágrima del artista homenajeado y, por supuesto, del público.
Como decía en 2005 tocaba rendir pleitesía a Tina Turner y había que encontrar a alguien que estuviera a la altura para cantar su Proud Mary. Alguien que fuera capaz de llenar el escenario con la misma energía que desprendía Tina en sus actuaciones. Que pudiera hacer sus movimientos de cadera y de piernas. Cantar las primeras estrofas de la canción con ese ritmo lento para acto seguido sacar la voz de tigresa en un Proud Mary acelerado que removiera los cimientos del Kennedy Center. En definitiva, alguien que estuviera a la altura de Tina Turner. Y los organizadores del evento sólo podían pensar en una persona. Beyoncé. Ahí es donde demostró que no sólo ha recibido la influencia musical de Tina Turner, sino que es una muy digna heredera.
Poco tiempo después, en el año 2008, el mundo de Hollywood decide por fin hacer justicia a la carrera de otra diosa de la música. Mi adorada Etta James. Es el año en el que se rueda una película biográfica sobre ella llamada Cadillac Records. Pues bien, había que buscar una actriz protagonista. Era imposible encontrar a alguien que no sólo supiera actuar bien como actriz sino, sobre todo, cantar sus canciones y ponerte la piel de gallina como lo hacía la propia Etta James. ¿Imposible? De nuevo, sólo había una persona en este mundo capaz de hacerlo. Y vaya si lo hizo. Beyoncé. Lo bordó. Como demostró, por ejemplo, en esta versión sin complejos del tema de Etta James All I Could Do Was Cry
