Llegamos al final de nuestro viaje, y para ello volvemos a Nueva Orleans. Y lo hacemos de nuevo a mi manera. Hablando de cómic. Veréis. Me coloco a mi bebé junto al ordenador, a la izquierda, con su cunita cerca de la ventana. Le agarro con mi mano izquierda su patita izquierda, y le hago cosquillitas en el pie. Y mientras tanto, tomo notas y escribo sobre algunos nuevos proyectos, puede que una película y dos ideas de series. Una es una comedia existencial y la otra es de aventuras y acción a raudales. Y cuanto más escribo, más necesito leer a maestros. Y cuanto más leo más los amo, más me sumerjo en autores como George Herriman nacido en Nueva Orleans en 1880 y su Krazy Kat una tira cómica considerada una de las primeras obras maestras del cómic y que tuvo en la década de los 30 su máximo esplendor. Y hete aquí que mientras os grabo estas palabras esta noche poso mi mano sobre el enorme recopilatorio que reúne las tiras a color de los domingos desde 1935 a 1944. Una genialidad sin límites, una obra de arte con mayúsculas, para mi comparable enteramente con La Capilla Sixtina o El Quijote. Y les grabé una de mis eternas notas de audio hace un rato a mis compinches en estos proyectos, David Villarrubia y Raquel Nieto y les decía…
Es que en estas historietas de hace más de un siglo hay más libertad y valor que en otras muchas obras más modernas. Están escritas sin complejos ni limitaciones, sin categorías superficiales, sin distinciones artificiales, ni falsos apegos. Todo eso parece que ha llegado mucho después. Aquí no importa si son dibujos o personas, solo hay poesía y personajes. Ojalá nosotros con nuestra animación 3d seamos capaces de volver a traspasar fronteras, a romper barreras y contar historias y descubrir mundos libres de prejuicios y corsés, con el único motor de la búsqueda de la verdad y la emoción de la aventura.
Pues bien, si hay alguien que ha sabido hacer eso que yo anhelo, recoger los sonidos de Nueva Orleans de esta época y convertirlos en algo nuevo y rompedor es Wynton Marsalis. Lo dejo ahí. Volveremos a hablar de él. Solo os diré que esta versión de CHEROKEE, tema compuesto en 1938 por Ray Noble dentro de su Indian Suit de 5 movimientos, es mi versión favorita de todos los tiempos, más incluso que la de Kamasi Washington o la de Charlie Barnet. Todo se acaba, y con esta canción se acaba nuestro pequeño idilio. Pero como Lady Halcón, querido oyente, nosotros tenemos nuestro pequeño momento antes del alba donde yo no soy solo una voz y tú no eres solo un deseo. Arañazos y ronroneos para todas y todos. Nos vemos, seguro, en el reflejo de una trompeta cualquiera.