Nació en la pobreza con el nombre de Anna Mae Bullock, en un Sur con el nombre de Tennessee. Nació en una pareja, en un matrimonio abusivo y sin amor. Su padre y su madre la abandonaron antes de la adolescencia. En un club nocturno de East St. Louis, conoció a un cantante de R&B de cierta importancia que hizo algo que pocas personas habían hecho con Anna Mae Bullock: vio su potencial como estrella.
Él pensó que la moldeó. El creyó que la rehízo según sus propios deseos. Este cantante emergente se llamaba Ike y al casarse con Anna Mae Bullock la rebautizó como Tina Turner. Pero en realidad fue ella, Tina, quien llevó a Ike a un nivel de estrellato que nunca había conocido. Uso terribles abusos de todo tipo para asegurarse de que este éxito, del cual él sabía que ella era la verdadera autora, siguiera estando bajo su control total. Pero llegó el día en que Tina declaró su independencia y se marchó lejos de Ike sin nada más que su nombre y su talento. Y con su nombre y su talento conquistó el mundo convirtiéndose en Reina.
Tina es una de las poquísimas personas que ha rechazado un papel en una película dirigida por Steven Spielberg. Dijo no a el papel de la mujer del blues que ayuda a liberar a una esposa maltratada en el sur en la película El Color Púrpura. Tina declaró que ya había estado allí, que ya lo había hecho. Se liberó a ella misma para ser libre.
Tina Turner cargó con su dolor y sus cicatrices y triunfó de todas las formas imaginables. Ella lo hizo todo. Y aunque echaré mucho de menos su voz, su rostro y su increíble presencia sobre el escenario, sé que vivirá para siempre. Me siento contento por ella de que finalmente haya dejado atrás el dolor de su enfermedad, el dolor de esta tierra. Se ha ido, libre.
Vamos con una canción, porque ahora toca elegir una canción entre tantas. Me puse a pensar y me vino a la cabeza aquella grabación que me bajé de Napster en los 90 y que, aunque la calidad de sonido era bastante mala, merecía la pena escuchar las voces de Tina y Mark Knopfler hablando en una grabación de estudio de la canción Private Dancer. Me puse a buscar entre los clusters de un viejo disco duro, pero no pude encontrar aquel mp3. Quizá debería haberlo guardado mejor, quizá debería haberlo incluido en mis backups. Pero…quién podría pensar en tener la urgencia de pinchar esa grabación. Quién podría pensar que alguien pudiera usar ese audio para recordar la marcha de una super mujer, de alguien tan invencible.
Tina Turner no se ha ido realmente, espera…está viniendo. Hold On, I’m Coming.
Foto de Tina Turner de Wolfiewolf