Ojalá fuera un pescador,
dando tumbos sobre el mar,
lejos de la tierra seca y sus amargos recuerdos.
Lanzando mi dulce sedal con abandono y amor.
Sin un techo encima,
salvo el cielo estrellado sobre mí,
con luz en mi cabeza
y tú en mis brazos.
Ojalá fuera el guardafrenos de un febril tren que va a toda velocidad,
chocando de cabeza contra el corazón como un cañón bajo la lluvia,
con el golpeteo de las traviesas y el arder del carbón.
Contando las ciudades que pasan como un rayo en una noche de alma plena,
con luz en mi cabeza
y tú en mis brazos.
Sé que seré liberado de los lazos que me atrapan,
que las cadenas que cuelgan a mi alrededor al final caerán.
Y en ese espléndido día,
me levantaré yo mismo,
montaré en el tren,
seré el pescador
con luz en mi cabeza
y tú en mis brazos.
Esto era Fisherman’s Blues, El Blues del Pescador. Canción lanzada por The Waterboys hace la friolera de 35 añazos, allá por los últimos años de la década de los 80. A lo largo de su existencia, ha habido toneladas de miembros que entraron y salieron de los Waterboys. Pero a los mandos, el hombre cuya visión definió al grupo, siempre fue su líder escocés, Mike Scott.
Esta es una canción de profundo anhelo, diría incluso existencial. El romanticismo del qué siempre está impregnado todos los trabajos de la banda, está muy presente en esta canción con la que abrimos la sección.
Fisherman ‘s Blues es también música viajera. Es una canción destinada a la banda sonora de cambios y nuevos horizontes. Musicalmente, este blues del pescador suena a balada de rock acústico. Pero está el violín de Wickham, está también la mandolina…esa es la aventura, esa es la posibilidad de cambio, los otros lugares a los que podemos ir y las otras personas que podemos ser.
Con esta canción, The Waterboys construyen una visión particular de la búsqueda, una particular manera de perderse. Eso le da inmortalidad a la pista. Porque siempre habrá gente buscando esas otras vidas, esos otros lugares, los amigos y los amantes perdidos en el tiempo.