Es uno de esos momentos en directo, cuya grabación intenta aproximarse a la magia de los conciertos.
Un himno de acid jazz que me parece que sigue muy vigente tantos años después.
Una canción de esta holandesa que da un giro renovado a los cuentos de hadas.
Un relato lleno de momentos góticos, toques de trap, sonidos inquietantes y esa voz única de Billie Eilish.
En esta canción, tenemos una de las mejores pruebas de que Parks es una poetisa moderna que puede escribir como nadie.
Si nos encanta es porque sus conflictos, su violencia, sus triunfos y fracasos, reflejan los nuestros.