Esta banda nos cuenta historias de horribles políticos y el surrealismo en el que a veces vivimos, pero cada historia pasa zumbando por nuestras orejas como una especie de garabato auditivo lleno de borrones. Son como escenas deformadas vistas a través de una ventana sucia.
La exuberancia oscura y carnavalesca de su primer álbum es más escasa en su segundo y último álbum publicado este año 2021…On All Fours. Mientras que en su Long Play debut metían 19 canciones en tan solo 40 minutos, en su segundo trabajo estiran 13 temas. En lugar de tambalearse en la cuerda floja de estilos y tonos, este último trabajo es vertebrado por guitarras flotantes y toques electrónicos que en ocasiones palpitan, laten o nos llevan al borde del cortocircuito. Sus historias nos llevan al terreno del agotamiento por la ansiedad. El aburrimiento y la desilusión impregnan y ocupan la mayor parte del espacio en este segundo álbum.
La pista número 6, lleva como título Sad Boy…y comienza como si nos deslizáramos por un paisaje mágico iluminado por la luz de la luna, pero termina cuando te das cuenta de que las bonitas vistas no son lo que parecen. En este tema se yuxtaponen arreglos brillantes y alegres con sonidos discordantes. Es como degustar un buen vaso de dulce de leche mezclada con una cucharada de sal. El sintetizador al comienzo de la canción nos arrulla entre sus sonidos para convertirse poco a poco en el sonido estridente del taladro de un dentista. Al final del viaje de Sad Boy solo queda el eco de una tierra nocturna estancada y demasiado oscura.
