Recientemente la discográfica Capital Records cumplió 75 años de historia. 75 años en los que ha visto desfilar algunos de los grandes nombres de la historia de la música del siglo XX. Sí, Capital Records, por ejemplo, ha sido la casa de cantantes como Frank Sinatra, Nat King Cole, Pegy Lee o Norah Jones. Y de grupos como The Beatles o The Beach Boys.
Si te plantean el acertijo de ¿qué tienen en común los Beastie Boys, Miles Davis y MC Hammer? ya te sabes la respuesta. Todos ellos en algún momento de su carrera musical trabajaban a las órdenes de una discográfica llamada Capitol Records.
Empresa que nació en 1942. Y que tiene como sede principal un peculiar edificio redondo, dicen que el primero de oficinas con esa forma en el mundo. Torre que forma parte del paisaje urbano de Hollywood. Mientras algunos miran abajo para ver el paseo de las estrellas, otros levantan la vista para ver esa torre redonda que tiene una antena en la parte superior.
Capitol Records cumplió hace poco 75 años de historia. Una buena excusa, como cualquier otra, para que la editorial Taschen le dedicara uno de esos tomos llenos de fotografía que tanta fama le dan.
En este libro de casi 500 páginas y casi 5 kilos de peso (vamos, quítate la idea de la cabeza de llevártelo para leer en la playa), encontramos un repaso en orden cronológico de estos años de historia musical en Capitol.
Desde ese momento cafetería y servilleta en el que se juntan los fundadores de la discográfica, hasta los últimos lanzamientos del sello. Pasando por sus grandes éxitos, pero también (y aquí el gran acierto del libro) por sus fracasos. Porque si la parte escrita del libro sólo narrara las grandes gestas estaríamos hablando de una obra incompleta. Y no. No es así. Aquí se vislumbran los grandes contratos acertados (Tina Turner, The Beatles, The Band, Pink Floyd o Sam Smith, por citar otros ejemplos y no repetir los mismos nombres del principio de este artículo).
Pero también se adivinan o leen con detalle sus grandes fracasos o sus decisiones menos acertadas. Como la marcha de Sinatra para formar su propio sello discográfico, después de que Capitol Records fuera la casa que le catapultara a la fama internacional. O los constantes cambios de directivos, accionariado y acuerdos que han hecho tambalear sus cimientos como empresa más de una vez.
Tampoco ayuda que hasta hace relativamente poco la discográfica fuera bastante conservadora en cuanto a sus apuestas musicales. Se nota, por ejemplo, en la significativa ausencia de artistas negros de estilo soul que sí triunfaban en otros sellos. El único cantante negro destacado de sus inicios es Nat King Cole, conocido precisamente por ser bastante «tolerado» por un público blanco que, por lo demás, aislaba a la música negra en una lista aparte, para no mezclarla con la música de artistas blancos.
Se nota el tono conservador también en el peso que todavía a día de hoy tiene en la casa la música de artistas cristianos o la también tradicional música country. Pero los tiempos cambian hasta para un sello tan tradicional. Y ahora ya no tienen problema en intentar ponerse al día con artistas de todo estilo y raza.
Todos ellos desfilan por el libro tanto en los textos que acompañan como, sobre todo, en las fotografías con las que ilustran tantos recuerdos musicales. Fotos de los cantantes posando para sesiones fotográficas que acabarían en forma de portada de álbum. Fotos de las grabaciones en los estudios de la discográfica. De conciertos, firmas de autógrafos y momentos de relax.
La mayoría de las fotos que aparecen en este libro forman parte del archivo fotográfico de la propia Capitol Records. Hay dos extras que se agradecen en esta obra de Taschen. Uno de ellos es el artículo donde se explica también la historia del edificio emblemático de la discográfica desde su construcción hasta sus recientes cambios. Y otro de los extras a agradecer es un listado amplio con algunas de las portadas de los discos más destacados del sello en todos estos años.
Conviene advertir que, por el momento, este libro no está disponible en castellano, por lo que sus textos solo se pueden leer en inglés. O en francés y alemán, si compras la edición trilingüe. Y que la nueva edición es una versión más económica de la primera original que se acercaba a los 100 euros.