“Hágase la luz. Y la luz se hizo”. Esto dice la Biblia sobre el origen de la Tierra.
Hoy en PLAYJUKEBOX no vamos a leerte la Biblia, no, no te preocupes. Pero sí vamos a hacer que se haga la luz. Al menos en forma de canciones.
Y para arrancar, nada mejor que una luz eterna, sin límite ni final.
Everlasting Light es un tema de los Black Keys. Incluido en ese álbum del año 2010 llamado Brothers que fue el que les ayudó a conseguir la fama internacional. Hasta ese año, Black Keys era un grupo roquero que era más o menos conocido entre los amantes de la música alternativa. Pero llega el 2010 y canciones como Lonely Boy o este Everlasting Light les catapulta al éxito.
A ver, esta gente de Black Keys tiene algo muy curioso. Y es que tú les escuchas sin conocerles y te parece que, como mínimo, estás oyendo a una banda formada por 3 músicos, si no 4. Ahí oyes claramente una batería, te parece que suenan varias guitarras, un cantante, alguien haciendo coros de fondo… Lo dicho, en tu cabeza visualizas 3, 4 ó 5 miembros.
Pero luego les ves por algún motivo y flipas cuando te das cuenta de que Black Keys son 2. Dos. Como lo oyes. Un dúo. No hay nadie más tocando los instrumentos, ni cantando. Dan Auerbach se encarga de la potente y cañera guitarra eléctrica y de poner todas las voces. Patrick Carney ataca con firmeza la batería. Y punto pelota.
Por hacer, hasta se producían ellos mismos los discos. Me pasó una cosa curiosa con esta gente, perdón, con este dúo cuando les vi actuar por primera y única vez hasta ahora en Madrid. Que pensé… ¿cómo van a hacer para conseguir llenar eso que se llama la presencia escénica? Porque además, más alucinante todavía, daban el concierto nada más y nada menos que en el Palacio de Deportes. Y sin pirotecnia, vídeos proyectados, bailarines ni fanfarrias varias. No. Ellos dos solos y sus instrumentos.
Pues, ole sus bemoles, porque esta pareja de músicos consiguieron lo que, para mí, resultaba muy complicado y un auténtico desafío, llenar con su presencia todo un Palacio de los Deportes y todo un concierto largo.
Donde, por supuesto, sonó este Everlasting Light.
