La canción es toda una celebración de la liberación sexual en la que se simboliza el amor como una montaña de cuerpos.
Es la primera y única vez en que Eilish deja que su voz suene fuerte.
Es una de esas canciones que no pasaría hoy en día el filtro de lo correcto.
No sé si hoy se podría sacar una canción así sin más consecuencias.